Dibujo inspirado en Gregorio |
Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya me había destrozado los zapatos y los calcetines, y ahora ya me picoteaba los pies. Siempre daba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego continuaba su obra. Llegó un señor, se quedó mirando un momento y me preguntó porque aguantaba yo al buitre.
-Estoy desamparado- le dije- llegó y comenzó a darme picotazos; yo traté de espantarlo y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy salvajes y quería irseme a la cara. Decidí sacrificar mis pies; ahora casi me los ha destrozado.
-No se deje sacrificar- dijo el señor- basta un tiro y el buitre se terminó.
-¿Cree usted?- pregunté- ¿quiere ayudarme en este trance?
-Con mucho gusto- dijo el señor- sólo tengo que ir a casa a buscar el revólver, ¿podría usted aguantar media hora más?
-No lo sé- respondí, y por un momento quedé rigido de dolor; luego añadi- por favor, inténtelo de todas maneras.
-Bien- respondió el señor- voy a apurarme con mi revólver.
El buitre había escuchado con calma nuestro diálogo, mirándonos al señor y a mi. De repente me di cuenta que había entendido todo, voló un poco, retrocedió para darse el impulso necesario, y como un atleta que arroja la jabalina ensartó el pico en mi boca, hasta el fondo. Al irme de espaldas sentí como me liberaban; que en mi sangre, que llenaba todas las profundidades y que rebasaba todos los limites, el buitre, inexorablemente, se ahogaría.
Originalmente sería publicado el 3 de Julio.
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